La condición humana está en ruinas
- Eduardo Bustamante
- 20 dic 2016
- 2 Min. de lectura
Cuando se comenta una obra como "HamletMachine", escrita en 1977 por el dramaturgo alemán Heiner Müller, las apreciaciones personales valen poco para dar a entender su valor y entender a la vez hasta qué punto –y por qué- permite tantas interpretaciones diferentes y, en consecuencia, tantos montajes realmente distintos entre sí.
Desde ya, vale preguntarse: ¿por qué Hamlet? ¿qué queda de Hamlet, el Hamlet de Shakespeare, en este extraño y brevísimo texto de Müller? Diríamos que lo fundamental: la imagen de un héroe que es consciente de cómo el mundo que le rodea se esfuma y no reacciona; es decir el individuo contemporáneo dubitativo ante el dilema, el mismo de la llamada “generación Hamlet” (a la que todos pertenecemos: sabemos que se ha cometido un crímen, pero nos hacemos los locos).

Müller, en efecto, parece llevar las características del Hamlet clásico (locura, ironía, falta de resolución) a su límite, para así, y desde su misma voz, mostrarnos el vacío de nuestra época, la profunda superficialidad que subyace a todos los ideales del hombre contemporáneo, la banalización hasta del mismo arte y, por ende, también del teatro. Y es también por esto último que Müller termina por deshacer toda estructura dramática; ¿qué importan ya los convencionalismos, si tampoco ellos aseguran una comunicación valedera? Es decir, los grandes valores clásicos ya no son garantía de nada, en absoluto y la obra misma parece parece ser la ruina de tales valores.

Otro punto hacia el que la obra cumbre de Müller dirige nuestra atención es la soledad del ser humano en la actualidad, inversamente proporcional al desarrollo de más y más medios de comunicación. Redes que, antes que unirnos, parecen haberse interpuesto entre nosotros, borroneando cualquier vestigio de comunicación, tal cual hace el lenguaje en "Hamletmachine", pues la ausencia de estructura no permite diálogos entre los personajes: cada quien no puede más que absorberse en su propio monólogo.
algunas imágenes
La invitación está hecha: "Hamletmachine", dentro de la obra de Müller, no es más que el punto de partida. Obra que toma un valor crucial al tener en cuenta qué se propone, qué quiere el autor que veamos con cada una de sus desfragmentaciones dramáticas. Parece decirnos que, tal como pasa con Ofelia, la decisión de dejarnos morir está solo en nuestras manos, que, quizás, la alienación que devora a Hamlet no sea la única salida... o al menos eso esperamos... a cuarenta años de su estreno.
Si te animas, puedes leer esta breve obra descargándola ACÁ
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